sábado, 28 de junio de 2014

Leyendas de Tornavacas

            Hoy viajamos a la cabecera del Valle del Jerte, lugar de nacimiento del rio que da nombre al valle, allí cerca de la frontera con Ávila hallamos la Villa cacereña de Tornavacas.

Escudo de Tornavacas.

Frontera histórica con Castilla, era un lugar habitual de paso para los rebaños trashumantes. Fue en sus orígenes una venta en dicho camino llamada de la Culebra, que posteriormente con el aumento de su población cambió su nombre por el de Villaflor de las CadenasPero el origen de su actual nombre, Tornavacas, se remonta al siglo X, a los tiempos del rey Ramiro II de León, apodado “El Grande”.

Estas tierras que habían permanecido fronterizas desde mediados del siglo X  hasta finales del XII, sin un dominio claro de cristianos o musulmanes y sometidas a continuas razzias por ambos bandos, eran ahora reclamadas por Ramiro II en su reconquista frente al sarraceno Abd al-Rahmán III.

Ramiro II fue capaz de reunir a los cristianos para defender y ampliar las fronteras de su reino. En una de esas incursiones tuvo lugar la Batalla de la Vega del Escobar al frente de la cual estaba el conde de castilla Fernán González según unos o el rey Ramiro II según otros, sea cual fuere de los dos, lo que si se encontraron las huestes cristianas fue con una fuerte oposición de las tropas sarracenas cordobesas acaudilladas por Ahmad Ben Yala, que dieron al traste con los intentos cristianos de repoblar la zona.

Vista de Tornavacas (Cáceres) por Frobles.

            Ante la superioridad musulmana en la batalla, replegáronse Ramiro II y su ejército a Villaflor de las Cadenas, donde temiendo por sus rebaños, acudieron en auxilio del monarca los ganaderos y pastores de la comarca, los cuales en audiencia real propusieron al rey una extravagante estrategia, que consistía en reunir el mayor numero de vacas posibles, y una vez caída la noche, atar teas encendidas en los cuernos de las vacas. Hecho esto los pastores debían espolear y guiar a las reses hacia el campamento enemigo, dando al mismo tiempo grandes gritos y haciendo mucho ruido, para hacer creer a los árabes que era el ataque de un gran ejército cristiano reunificado que avanzaba con decisión, brío y valentía.

La algarada fue tremenda, el miedo y la confusión se extendió pronto por el campamento de los sorprendidos agarenos, que sin apenas margen de respuesta ante tal poderoso ejército que creían ver aproximarse, dada la gran multitud de puntos luminosos que iluminaban la noche, huyeron despavoridos desperdigándose en todas las direcciones, y abandonado a los durmientes a su suerte.

Al amanecer del día siguiente fue cuando los cristianos entre el asombro y alegría comprobaron que su estratagema había tenido éxito. El rey viendo como las vacas volvían por instinto a su lugar habitual de pastoreo gritó con gran júbilo: “¡Tornan las vacas! ¡Tornan vacas! ¡Tornan vacas!”- Dando así nombre a la actual villa y su puerto.-



Pero no es la única leyenda que conserva este pueblo cacereño, otra de sus leyendas tiene como protagonista al mismísimo Emperador Carlos V, tras su abdicación a favor de su hijo Felipe II.

Carlos V por Tiziano.

Es la noche del 11 de noviembre de 1556, cuando en su camino de retiro voluntario a Yuste, la comitiva regia llega a la Villa de Tornavacas.

Allí cerca del rio Jerte el monarca se encuentra con unos lugareños que andaban pescando truchas con luces, de inmediato el emperador manda parar la caravana, y ayudado por su séquito se apea de su litera y se acerca hacia ellos. Curioso observa sus cañas y su forma de pescar, las cañas que utilizaban estos aventajados pescadores eran de madera de unos 2 metros de largo, sus líneas estaban elaboradas con crines de cola de caballos al final de las cuales había unos señuelos hechos con plumas de gallos sujetas con hilos a un anzuelo de paleta que imitaban a las moscas. Estas moscas artificiales las echaban corriente abajo y las subían por el rio arrastrando la pluma por encima del agua con una gran destreza, hasta que engañadas las truchas pican y rápidamente son alzadas y recogidas.

Pescador con caña del s.XVI
 
“Buena día de pesca tuvieron vuestra mercedes. ¡Truchas, verdad!” –Les habló el monarca-

Los pescadores asombrados y temerosos no saben cómo reaccionar ante tan distinguida presencia imperial, rápidamente echan rodilla en tierra.

“Mi señor” –Responden al unísono.-

“En pie, en pie –dijo el monarca- y sigan pescando vuestras mercedes, sin preocuparse por mi presencia, por favor.”

“Ha sido un gran día mi señor –respondió uno de ellos bajando ligeramente la cabeza- y nos complacería que aceptara humildemente este presente.”

Y ofrecieronle una cesta llena de las truchas recién pescadas.

“Con orgullo acepto vuestro ofrecimiento y esta misma noche formaran parte de los platos que con mas gustoso saborearé” -Y tras recoger uno de sus acompañante el presente ofrecido, partieron hacia el pueblo pues entraba la noche y el frío comenzaba a entumecer los huesos.-

Casa donde se alojó Carlos V en Tornavacas (Cáceres)

La comitiva fue recibida a la entrada de la villa por las autoridades pertinentes que respetuosamente ofrecieron y pusieron a disposición del monarca la casa más lujosa de la villa para pernoctar, pero este rechaza tal agradecimiento pues prefiere honrar con su presencia la casa que Juan Méndez-Dávila, criado y fiel servidor de su majestad, tiene en Tornavacas.

Camino de la casa de Juan Méndez-Dávila, recorre la comitiva la villa, pasan por la calle principal donde los vecinos habían encendido sus teas para alumbrar al monarca, el puente Cimero, y siguen por la plaza mayor hasta llegar a la casa de su criado Juan, situada enfrente de la posada, donde hoy en día una inscripción sobre el dintel de la puerta nos recuerda que allí pernoctó el emperador Carlos V.

Esa noche a la hora de la cena, amenizada con música y regada con cerveza, el rey degusto entre otros suculentos platos, las truchas que los pescadores le habían obsequiado. Y quedó complacido.

Dintel de la Casa de Juan Medéz-Dávila en Tornavacas (Cáceres)

Al día siguiente, a primera hora, su majestad se dirigió hacia la pequeña capilla que había en la casa, allí ante una imagen del siglo XIII de una Virgen con el niño, oró con gran devoción.

        "Era una imagen en pie de tamaño menor que al natural, el niño se apoyaba sobre su brazo izquierdo, sujeto con la mano derecha de la madre, su rostro era estrecho y alargado, falto de técnica pero que expresaba  un profundo sentimiento religioso."  (desgraciadamente, la talla de las más antigua de Extremadura, fue vendida por los descendiente de Juan Méndez Dávila en el año 1966 y hoy se halla en paradero desconocido).

         Después como de costumbre, despachó sus asuntos privados y al acabar dio audiencias a todo a aquel que fuera a hablar con él.

La desaparecida Virgen con el niño.
          (Foto: C. González Merino)

Antes de partir, Carlos V cansado del viaje y con ganas de llegar pronto a Jarandilla, reúne a sus consejeros y toma la decisión de modificar la ruta trazada, declina ir por Plasencia por que tardaría seis jornadas y opta por la única jornada que le supone atravesar la Sierra de Tormantos.

Pero debido a la estrechez del camino, el rey no puede viajar en su litera, ofreciéndose entonces los tornavaqueños a transporta en hombros al monarca en una silla de manos. Así el 12 de noviembre su majestad con grandes dificultades por culpa de su gota, del ajetreo de la silla y del accidentado camino, pasó acuesta de los lugareños la Sierra de Tormantos, acompañado de un séquito de más de cien personas.

Al llegar a la cima del puerto, el Emperador Carlos V pronunció las siguientes palabras: “Ya no franquearé otro puerto que el de la muerte.”

Castillo de los Condes de Oropesa en Jarandilla (Cáceres) (Foto JAAA) 

 Ese mismo día, llegaron a buena hora a Jarandilla, donde se alojó en el castillo del Conde de Oropesa.

Más leyendas son, y así te las he contado. Gracias y hasta la próxima.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Fuentes Consultadas:

-“Estancias y viajes del emperador Carlos V.” Manuel de 
  Foronda y Aguilera.
-“Mitos y leyendas de la tradición oral de la alta 
  Extremadura.” F. Flores del Manzano.
-“Leyendas extremeñas” José Sendín Blázquez.
-“El patrimonio inmaterial en la alta Extremadura. 
  Extremadura: historia, leyenda y mito.” Juan Pedro 
              Recio Cuesta.
-“Diccionario geográfico universal dedicado a la Reina 
  Nuestra Señora.” José Torner
           - "Imaginería medieval extremeña." F. J. García Mogollón

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