sábado, 16 de mayo de 2015

Los amores del cacereño Nicolás de Ovando con Andrea de Cervantes.


 La vida de Nicolás de Ovando y Andrea de Cervantes antes y después de conocerse fue muy desigual en fortuna y en infortunios.

Palacio de Ovando en Cáceres.

Nicolás de Ovando había nacido en Cáceres en el año 1544 o 1545. Perteneciente a la muy noble y antiquísima familia de los Ovando, era descendientes del linaje del famoso Capitán don Diego de Cáceres Ovando, paladín de los Reyes Católicos, y de Nicolás de Ovando, Gobernador de la Española y comendador mayor de Alcántara. Propio a su clase social llevaba una vida de lujos y privilegios.

En su trayectoria política don Nicolás de Ovando llegó a ser Camarero del Cardenal don Diego de Espinosa, Obispo de Sigüenza, Presidente del Consejo de Castilla e Inquisidor General.

Muy lejos de Cáceres, en la Iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares era bautizada el 24 de noviembre de 1544, Andrea de Cervantes hija del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas, y hermana mayor del insigne autor del Quijote Miguel de Cervantes.

La familia Cervantes llevó una vida bastante itinerante, viajando siempre donde fuere el cabeza de familia, Alcalá de Henares, Valladolid (donde Rodrigo estuvo en prisión por un asunto de deudas impagadas a un prestamista), Córdoba, Cabra, Sevilla o Madrid, fueron algunos de sus destinos.

Alcalá de Henares de Pier M. Baldi (B. de Florencia)

En el año 1563 los Cervantes se hallaban haciendo vida en Sevilla. En aquellos años la ciudad estaba en su máximo apogeo y esplendor. Por el navegable Guadalquivir llegaban numerosos barcos cargados de tesoros y riquezas procedentes del Nuevo Mundo hasta desembarcar en la Casa de Contratación de Indias. Comerciantes de todas las naciones y condición se congregaban en sus puertos y mercados.

Sevilla era una ciudad inmensa y bulliciosa (dos años después habían censadas 85.536 personas, más los viajeros de paso, mientras que Madrid apenas contaba con escasos 14.000 habitantes). En esa Sevilla en donde el dinero y la abundancia fluía en una aristocracia opulenta, destacaba la familia Ovando que ocupa un papel predominante en los órganos políticos, sociales y religiosos. Y hasta allí llegó para estudiar derecho Nicolás de Ovando proveniente de la villa de Cáceres instalándose en lo mejor de Sevilla, la collación de San Salvador.

Sevilla en el Siglo XVI (F. Biblioteca Nacional.)

Andrea sin embargo vivía humildemente junto a sus padres, su primo Juan y sus hermanos (Miguel de Cervantes tenía entonces 16 años y cursaba tercero de gramática en el Estudio de la Compañía de Jesús) en una pequeña casa en la collación de San Miguel. Su padre, aquejado de una fuerte sordera desde la infancia, ejercía de cirujano, que en aquella época no era más que un curandero con ribetes de barbero y sangrador, por eso para salir adelante andaba siempre pidiendo dineros a prestamista y usureros.

No sabemos en qué lugar de la ciudad aún amurallada, con sus 160 torres y almenas alzándose al cielo, sus numerosos jardines con aromas de jazmines, rosas, mirtos, cidros y naranjos se conocieron Nicolás de Ovando y Andrea de Cervantes, ni tan poco cómo entre todas las mujeres sevillanas, las más aseadas, limpias y olorosas del reino, que vestían con sedas y tafetanes, y que poseían una gracia y donaire innato, se fijó y se enamoró el cacereño de la castiza Andrea. O quizás fuera Andrea de Cervantes quien con su hermosura, sus galanteos y su destreza tañendo la vihuela sedujera a Nicolás de Ovando.

Partida bautismo de Andrea de Cervantes, (C.V. Cervantes) 

Sea como fuere, los amores de Nicolás hacia Andrea tuvieron en sus comienzos pretensiones honestas con promesa de matrimonio incluida. Ambos veinteañeros disfrutaron durante tiempo de su amor, que llegaron a consumar, pues fruto de ello nació una niña, a la que Andrea llamó Constanza.

Embarazada Andrea, Nicolás se propuso reparar su falta casándose con ella ante la iglesia. Rodrigo, padre de Andrea y su hermano Miguel, vieron con buenos ojos aquel enlace por el cual la familia Cervantes ascendería socialmente.

Miguel de Cervantes (Dibujo de Zarza.)

Pero todo se frustró, y “donde dije digo, digo Diego”. La familia Ovando se opuso rotundamente a los esponsales, en el siglo XVI eran muy pocos los que se casaban por amor, los matrimonios eran concertados por los padres, aportando el padre de la novia la llamada dote, en ajuar, dinero o en tierras. Y la muy noble familia Ovando, con el Provisor de la diócesis de Sevilla don Juan de Ovando al frente, pensaban que Andrea, aunque hija de un hidalgo, no dejaba de ser la hija de vulgar cirujano, sin dinero ni tierras lo cual no era suficiente para el linaje de Nicolás de Ovando, que debía contraer matrimonio con alguien acorde con su clase social.

Obligado por su familia Nicolás se comporta villanamente y abandona a la embarazada Andrea, otorgándole antes la habitual escritura de indemnización o compensación económica. Trasladándose el cacereño a vivir a Madrid. Desde noviembre de 1565 Nicolás se hallaba en la corte donde su pariente Juan de Ovando, hombre de gran reputación e influencia, con el tiempo llegaría a ser Presidente del Consejo de Indias, le había buscado asiento. Años más tarde obtenía para Nicolás el cargo de Camarero del Cardenal Diego de Espinosa.

Firma,de Nicolás de Ovando 1566.(C.V. Cervantes)

Constanza quien unas veces aparece en los documentos con el apellidó “de Ovando” y otras como Constanza de Figueroa, nombre de su abuela materna, debió nacer entre 1565 o 1566, pero desconocemos donde, pues su partida bautismal no se ha hallado ni en Sevilla ni en Madrid. 

Los Cervantes también abandonaron la ciudad de Sevilla. En 1567 se les sitúa en la villa de Madrid, donde Miguel de Cervantes escribe su primera composición poética, soneto a la reina Isabel de Valois.

Mientras, Andrea tras haber dado a luz, despechada busca consuelo en otros brazos, pero no con mucha suerte, como leemos en el proceso de Ezpeleta en el año 1605 en Valladolid, en el, Andrea declara ser “…viuda, mujer que fue de Sante Ambrosio, florentín, y que antes fue desposada y concertada con Nicolás de Ovando…”

Firma de Andrea de Cervantes 1565 (C.V. Cervantes)

No sabemos cuándo se casó o si se casó Andrea con Sante Ambrosio, pues la partida de casamiento nunca ha aparecido; lo que si queda demostrado es que nunca se casó con Nicolás. Un año más tarde se la relaciona a Andrea en una donación de bienes con un gentilhombre de origen italiano de nombre Juan Francisco Locadelo, ¿quizás fuera dote o compensación de otro episodio amoroso?

Los fracasos amorosos iban a ser el destino de Andrea y de todas las mujeres de la familia Cervantes, su tía María de Cervantes fue amante de don Martin de Mendoza, Arcediano de Talavera apodado el Gitano, con quien tuvo una hija; su hermana Luisa ingresa a los 18 años en el convento de la Concepción de las carmelitas descalzas en Alcalá de Henares, bajo el nombre de Luisa de Belén; y su otra hermana Magdalena, que siempre firmaba con los apellidos Pimentel de Sotomayor, tras ser engañada por Alonso Pacheco, seducida por Fernando de Lodeña y mantener “conversaciones amorosas” con Juan Pérez de Alcega, señor de la casa y solar de Vicuña, quien pagó 300 ducados por deshacer la palabra de casamiento dada, a los 29 años con el corazón destrozado tomaría los hábitos de la venerable Orden Tercera con el nombre de Magdalena de Jesús.

Villa y corte de Madrid. (Mapa de F. de Wit)

Nicolás de Ovando moría soltero en Madrid el 8 de abril de 1571. Al abrir su testamento reconoce como hija natural a Catalina de Ovando, fruto de otra relación y no así a Constanza de Ovando.

En año 1573, Andrea que vivía emancipada con su hija Constanza en Madrid, y trabajaba como costurera, solicita ser nombrada tutora de su hija Constanza y ante el escribano Pedro de Salazar declara: “…que doña Constanza de Figueroa, que es menor de doce años y mayor de seis, la cual es su hija y está en su poder; y para seguir sus pleitos y causas de la dicha su hija menor y cobrar sus bienes y hacienda, le es necesario ser proveída de tutora; y ella lo quiere ser…”.

El motivo de la tutela era reclamar al difunto Ovando, el legado o hacienda correspondiente a su hija Constanza, por la cual tuvo que pleitear durante varios años.
En 1595 Constanza de Figueroa andaba en “conversación amorosa” con Pedro de Lanuza y de Perellós, hijo del Vizconde de Rueda y de Perellós, IV Justicia de Aragón, pero siguiendo la maldición familiar, Pedro que le había hecho promesa matrimonial, la abandona tras otorgarle 1.400 ducados bajo escritura de indemnización o compensación.

Casa donde murió Andrea de Cervantes (C.V. Cervantes)

El 8 de junio de 1609, cinco años después que Miguel de Cervantes terminara la primera parte de “El Quijote”, su mujer Catalina de Palacios y Salazar y su hermana Andrea de Cervantes toman los hábitos de la misma Orden Tercera de San Francisco, de carácter seglar, donde ya profesaba Magdalena de Cervantes. Tres meses después de tomar los hábitos, Andrea de Cervantes fallecía a la edad de 65 años.

Su única hija Constanza de Ovando y sobrina predilecta de Miguel de Cervantes, que al igual que su madre había sufrido el desengaño amoroso, probado las mieles de la felicidad y la tristeza, vivido en la riqueza y la pobreza, recibía santa sepultura el 22 de septiembre de 1624 en la Iglesia de San Sebastián de Madrid donde también se hallaba su amada madre Andrea de Cervantes.

            Gracias y hasta la próxima.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Fuentes Consultadas:
-“Vida de Miguel de Cervantes Saavedra.” Krzystof 
Silwa
-“Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes 
Saavedra.” Luis Astrana Marín.
-“La casa de Ovando.” José M. de Mayoralgo y Lodo.